viernes, 22 de mayo de 2015

Antes de ir a escena...

Se miró al espejo, comenzó a vestirse. El orden era importante: primero comenzaba con la camisa de más de 5 colores. Luego iría el pantalón enorme con tiradores. Se llenó los bolsillos de globos para fabricar conejos, jirafas y otros animales. Se colocó luego la flor en su camisa para que el viejo y efectivo chiste húmedo estuviera preparado para la ocasión. Los grandes y extraños zapatos esperaban a un costado hasta que les tocara el turno. Pero primero iban las medias, con cuadriculado de líneas gruesas, rombos amarillos y verdes. Ahora sí: ya estaba listo para ponerse sus zapatos. Cuando los tenía puestos nunca le eran cómodos: costaba caminar con semejantes accesorios.

Faltaba una ardua tarea... El maquillaje. Comenzó a distribuirse uniformemente la pintura blanca por todo el rostro. Luego continuó con la delineación exagerada de los ojos y su posterior colorido en los párpados y periferias. Enrojeció los labios con un furioso carmesí y los engrosó grotescamente sobre la mueca de sonrisa permanente. Las mejillas también fueron enrojecidas, estaba exultantemente sonriente aunque un tanto avergonzado. Se calzó la peluca multicolor y gigantesca. El detalle final era la nariz roja que se la colocó casi con dedicación.

Concluida su tarea, salió caminando con el paso decidido y torpe. Nadie notaría que estaba triste.