Camino hacia un lugar oscuro y quieto.
Si miro hacia atrás, soy estatua de sal.
A veces camino hacia atrás sin darme cuenta.
Este mar tiene poco oleaje y muchos pozos de agua.
Suelo quitarle el polvo a viejos trofeos
aunque se acumula más en vitrinas vacías.
Tengo penas dignas y afectos dispersos
o tal vez no tenga nada y es un sueño.
A veces el viento acaricia mi rostro
o lo hace siempre y solo a veces me doy cuenta.
Visto el traje a rayas dentro de mi propia cárcel
y a través de la pequeña ventana
suelen caminar otros reclusos.
Hay un cielo muy azul
y un sol inquietantemente brillante.
Lamento que una música vulgar
rompa este precioso silencio.
Ya no me pregunto qué siento
porque a veces tengo miedo de sentir.
Mi cuerpo de arena se derrama.
No sé si lo hice bien.