A veces me siento un poco flojo
cuando me llevan por delante
mis pequeñas tragedias.
Cuando noto con cierta petulancia
que ayudo a algunos otros
a resolver sus problemas
descubro con vergüenza
lo arduo y dificultoso que me resulta
resolver algunos propios.
Los años pasan
y algunas partes de mi inmadurez
permanecen impávidas ante el tiempo
generándome tristezas y alegrías ambivalentes.
Espero que los días por venir
me sigan dando oportunidades
para resolver mis torpezas
mientras respiro.
Las ideas se enhebran con una aguja curva y blanda y generan un entretejido lleno de nudos desprolijos y colores mal combinados... Sin embargo aún con tanta torpeza textil es un abrigo que termina preservando de determinados fríos glaciares.
sábado, 29 de agosto de 2009
lunes, 17 de agosto de 2009
Diapositiva malograda
La pequeñez de este anotador que en este momento estoy usando es particularmente exasperante y atenta contra mis ganas de escribir. Pero antes de seguir en un texto que habla de él mismo con una recursividad absurda, quiero apuntar mi intención de hablar de este ahora. Viento fresco, pájaros cantando, niños jugando, gente caminando, un día soleado, la plaza y este momento. Pero esto es falso... No es este momento, ya se ha escapado... Se escurre de mi texto como agua entre mis manos... Comprendo al fin que nunca voy a capturar en mi texto el presente. Me resigno a describir o a narrar algo que siempre es pasado. Y la palabra ahora ya dejó de escribirse en el ahora una vez que estoy escribiendo las siguientes palabras. La única foto del presente que se me ocurre es una única frase ambigua y imprecisa y tramposa: Vos estás leyendo este texto ahora.
martes, 11 de agosto de 2009
TRAGEDIA DIALÉCTICA
A veces las palabras corren
por el precipicio
desesperadas...
Se miran entre ellas con gran espanto.
En un intento fatal
tratan de agruparse,
de ordenarse...
Después de denodados esfuerzos
formando frases inconexas,
tragicómicas frases hechas
y oraciones torpes
son al fin conscientes
de su inutilidad
y simplemente
se arrojan
una
a
una
al
abismo.
Pero no me dan pena.
No son más que palabras engreídas.
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