jueves, 1 de julio de 2010

Recuerdo - Homenaje

Lo recuerdo grande, ágil, noble. Me decían que me soportaba todo. Decían que comía con él dentro de su casita de madera.

Recuerdo aquel día con cierta vaguedad. No me resultó sencillo entender lo que pasaba.

Vivíamos lejos de ciudades, estábamos en lo que llaman zona rural. En la casa de la escuela rural, donde mi mamá daba clases.

Había hermosas galerías de color rojo, realmente me gustaba mucho ese lugar.

No puedo recordar quién lo traía en brazos. Lo depositó sobre la galería.

En el campo no era habitual que pasara gente muy seguido, pero recuerdo que frente a nuestra casa había una camioneta... Más no confío tanto en la vaguedad de este recuerdo... A veces mis recuerdos son tan irreales como mis fantasías.

Recuerdo que nunca lo había visto tan quieto. Lo acaricié como siempre pero lo sentí frío. Su boca goteaba, pero no era aquello transparente de siempre. Era del color de los mosaicos de la galería.
Pero no podía entender, a los 5 años no es fácil entender la muerte. Mi papá al fin me lo dijo.

Ese día odié al tipo de la camioneta que chocó a mi mascota, porque no entendía el significado de la palabra accidente.

Ese día fue tan doloroso y tan triste para mí, que hoy, pasados más de 30 años después lo recuerdo. Puedo recordar mi llanto en la cocina de mi casa. Es extraño recordar un llanto a los 5 años ¿No? Créanme que aún lo recuerdo.

Era un pastor alemán y se llamaba Pascual. Ojalá que exista el cielo de los perros, porque si así es, mi primera mascota seguramente ahí estará. Fue tan noble que incluso en el final me dio la dura pero necesaria enseñanza de la muerte.

5 comentarios:

  1. Interrogante:
    Qué relato cargado de emotividad. Muy tuyo!
    A los cinco años, im-po-si-ble entender la muerte de Pascual. Mi gato de angora gris, murió también cuando yo tenía siete y lo lloré mucho tiempo.
    Imagino una linda infancia tuya, lejos de ciudades.
    Me gusta este nuevo diseño de tu blog!
    Agradezco tus comentarios en mi espacio, que siempre me resultan muy interesantes!
    Un gran abrazo para vos!

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  2. No podemos olvidar porque en realidad los accidentes no existen, por eso no los entendemos, los hemos inventado junto con el verbo mentir y matar. Que después nos acostumbremos a la mentira de creer en ellos no logra volverlos reales. Siempre hay un niño que aun no cree en ellos. Un gran abrazo.

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  3. Precioso homenaje.
    Recuerdo perfectamente la pena sentida cuando ha muerto alguno de mis perros.
    Parece mentira la cantidad de cariño que se llega a tener a estos animales.

    Yo también me alegro de haberte conocido virtualmente. De hecho, uno de los momentos especiales que atesoro de esta experiencia bloguera, es la dedicatoria que me hiciste de la canción Lucía, que sigo escuchando de vez en cuando.
    Un fuerte abrazo

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  4. Me pusiste la piel de gallina.
    En otro orden de cosas, te cuento no se porque, que estoy considerando seriamente hacerme maestra para irme a una escuela rural.

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  5. muy linda entrada, no hay nada peor para un niño que perder a su perro amigo. que loco eso de que recuerdes un llanto, uau, es que en la infancia el dolor se siente con mayor intensidad y tambien la felicidad, todo. con la edad nos vamos apatizando. gracias por visitar el verjel !!

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