miércoles, 5 de febrero de 2014

Despojado

Sintió la necesidad de desnudarse. Colgó su ropa en una percha. El cuerpo también le molestaba, entonces se lo quitó y lo dejó en el suelo. Sintió algo de pudor al verse en el espejo y ver su alma sin cuerpo, y se tapó torpemente con sus manos. No obstante sentía que su alma aún estaba vestida. Se fue quitando uno a uno todos sus prejuicios, su memoria y con ella sus inseguridades, sus frustraciones, y cada una de sus ideas preconcebidas que rodaron por el suelo y se perdieron debajo de la cama. Con el alma completamente desnuda disfrutó de la libertad de esa desnudez y después de unos instantes solo se limitó a acostarse en posición fetal y dormir plácidamente.

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