El ser hecho palabras
a veces no quiere expresarse
y deja una hoja sin letras.
La hoja en blanco
en su aparente mudez
grita en un gemido agudo
solo escuchado
por su victimario;
su escritor frustrado...
Quién solo atina
a taparse los oídos
para no sentirse culpable.
Wow. Es genial. Es un texto muy intenso. Me encanta.
ResponderEliminarVeo que has escrito tres entradas en poco tiempo, voy a leer la siguiente, así que te llegarán mis comentarios seguidos, como la primera vez que pasé por aquí, jeje.
Un abrazo