viernes, 27 de febrero de 2015

DEGUSTACIÓN

Lo arrancó de mí con poco esfuerzo... Lo miró con cierta curiosidad en su mano mientras se movía; aunque la verdad es que no tenía nada de particular. Luego lo apoyó sobre una mesa, tomó un serrucho y comenzó a cortarlo en varias partes desiguales. Le molestaron un poco las salpicaduras, pero otras veces le había pasado...Era inevitable. Incluso lo había previsto; sacó un pañuelo que ya tenía manchas viejas del color marronaceo típico de la sangre que se seca. Se limpió un poco el carmesí de sus dedos, y después se pasó el pañuelo en su mejilla derecha para limpiar una gota que había saltado hasta allí. Notó que ya no se movía y estaba completamente inerte. Fue entonces cuando esparció sal por todas las partes cortadas. Con una actitud más propia de un gourmet, tomó un pequeño trozo y por su gesto pareció disfrutarlo mientras masticaba. Luego se alejó despreocupadamente mientras dejó los restos de mi corazón sobre la mesa.

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