martes, 6 de septiembre de 2011

Hijos emocionales...


La vida enseña a lidiar a uno con sus tristezas.

Cuando nació mi primera tristeza lo que hice fue cuidarla, sobreprotegerla y arroparla. Luego seguí pariendo tristezas nuevas, pero crecían y tenían un temperamento arrogante, demandante y desconsiderado. Peleaban todo el tiempo con aquellas otras emociones menos beligerantes, como las alegrías, las pasiones, los amores y las broncas... Y lo peor de todo, nunca se independizaban, se quedaban siempre conmigo.

Y un día entre tantos una de mis tristezas se tomó demasiadas atribuciones y me tomó de mis solapas. Yo la miré con sorpresa y por unos instantes no supe que hacer. Realmente me había tomado tan desprevenido que quedé como congelado ante semejante circunstancia.

Por suerte reaccioné y le di una gran bofetada. Ella se retiró avergonzada.

Hoy mis tristezas tienen el cuidado que se merecen pero ya no las sobreprotejo como antes. El tiempo y la experiencia de algunos años hace que uno las trate con más sentido común. Ellas crecen respetuosas, bastante dignas, hasta con cierta elegancia. Y ya no se quedan...  Un día simplemente se van... Felices.

7 comentarios:

  1. ¡Hola! ¡Si que te tomaste un buen tiempo de descanso de estos mundos virtuales!
    Sobre esto de las tristezas, comprendo bien lo que quieres decir, que uno a veces se esconde detrás de ellas, las alimenta. Esa actitud no es correcta, lo mejor es combatirlas, como bien narra tu relato.

    Espero que estés muy bien, te mando un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  2. Me suena muy familiar.
    La diferencia es que un día la bofetada me la dio ella a mí y me costó tiempo poder olvidarla.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Lucía...Bienvenido Toro Salvaje, me honra tu visita. Nunca es fácil lidiar con las tristezas, a veces lleva toda una vida lograrlo. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Tu entrada fue como un libro de autoayuda, sin dudas debo desproteger a mis tristezas, de lo contrario se quedarán.

    El gusto es mío.

    ResponderEliminar
  5. Hola Lucía, me alegro que haya provocado algo así... Es mucho más de lo que pretendía. Me alegro de recibir tu visita, gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar