miércoles, 5 de noviembre de 2014

MOTAS DE POLVO

El dragón de arcilla vuela en mi tormenta
y se derrite con la lluvia.

Olvidé al fin la distracción de tus pupilas.
El trago amargo que me emborrachó
se volcó y se evaporó
en los acordes desafinados de un tango nostálgico.

La tormenta dejó desorden;
y la lluvia,
metales y amores oxidados.

Me deshice de tu historia torcida y obsoleta
y limpié mi lujuria de tus restos de saliva.

Recuerdo cuando antes tu silencio era espantoso
y era siervo de tu mirada.
Ese ominoso mundo fue obsoleto de repente,
herido de muerte por la bala certera del tiempo.

Necesito caminar holgado y liviano por esta noche
y sé que habrá de nuevo más penas y olvido.

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