
Sonrío mientras todos hablan, y charlo y observo y comento. Y luego ellos se van, se hace el silencio y me quedo mirando la luz de la habitación.
Escucho el ruido de la calle, el sonido de mi respiración.
Y escucho los pensamientos que me gritan de nuevo. Hoy no encuentro la forma de hacerlos callar.
a veces de tanto ser escuchados, se cansan y se callan. a mi me funciona
ResponderEliminarSí, tenés razón... Pero creo que muchas veces se transforma en un duelo de voluntades... En algunas oportunidades los reto a duelo y les gano por cansancio y otras no los soporto ni un minuto más...
ResponderEliminar