sábado, 1 de junio de 2013

Torpezas...

Parece saber mis puntos débiles. Podría pensar que sus ataques tienen esa crueldad típicamente femenina, pero también está la posibilidad de que sean productos del azar, y que en ese azar esté el mayor de todos los peligros.

En general suelo llevarme bastante bien con ella, pero hay momentos en que no puedo evitar el enfrentamiento. Cada contienda es muy dura y jamás salgo ileso. Algunas veces las heridas me hacen más fuerte, pero otras el daño es tan lacerante y profundo que tarda años en cicatrizar. No descarto el hecho de que pueda perder la vida en alguna de estas luchas.

Lo que sí es una constante, es que nunca gano la contienda. Cuando el enojo deja de nublar mi sentido común, entonces vuelvo a recordar la más sabia de todas las verdades: No tiene sentido luchar contra la realidad y su ejército de circunstancias, porque la batalla siempre está perdida de antemano.

2 comentarios:

  1. Batallas de antemano perdidas? Las colecciono. Pero a la realidad la peleo a muerte. No se le puede ganar pero a veces -y esto la jode, creeme- se la puede ignorar. Eso no le gusta nada.

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    1. Gracias por tu comentario Maga; me parece muy interesante la opción de ignorar; y creo que es muy atinada. Cuando hablo de luchar contra la realidad y perder esa batalla, me refiero al acto de no aceptar aquellas cosas sobre las cuales no tenemos el control ni podemos modificar. Coincido en que hay que ser un guerrero todo el tiempo y darle batalla a todo aquello que podemos modificar. Un gran saludo, gracias por pasar por aquí.

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